Descomunales los pechos de esta mujer, capaz de destrozar una sandía con su voluminoso tetamen. Las malas lenguas dicen que no se las rellenaron con silicona, sino con piedras.
Descomunales los pechos de esta mujer, capaz de destrozar una sandía con su voluminoso tetamen. Las malas lenguas dicen que no se las rellenaron con silicona, sino con piedras.