Un perro y una tortuga como la de la siguiente imagen no pueden pelear en igualdad de condiciones, ni por tamaño ni por agilidad.
Un perro y una tortuga como la de la siguiente imagen no pueden pelear en igualdad de condiciones, ni por tamaño ni por agilidad.
A mí me gusta la actitud de la tortura porque a pesar de ser inferior, le planta cara al perro como diciendo: ¡aquí estoy yo!