Ser maniquí no tiene que ser nada fácil, son muchas horas sentado o de pie en un mismo sitio sin moverse. Por eso, algunos están muy decaídos.

Este maniquí representa una modelo articulada que simula el cuerpo humano usada para promocionar ropa interior, pero parece que le molesta cuando se le mete por la raja del trasero.

Estos pobres maniquies sufrieron un acoso sexual por parte de una clienta. Esta se justificó después diciendo que tenía que probar la calidad de los pantalones…

Los maniquís de hoy en día ya no son lo que eran antes. Ahora tienen vida propia y si pasa una chica guapa se ponen becerrísimos…