Cuando bajan las temperaturas, las carreteras y calles se hielan, pudiendo ser un peligro para los conductores. En algunos casos se puede llegar a perder completamente el control del coche, en ese momento lo peor que se puede hacer es abandonar el coche, siempre es mejor intentar mantener el control y causar los menos daños posibles, pero cualquiera en su situación no sabríamos como reaccionar. La calle era auténtica pista de hielo y el coche era imposible de manejar.